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Por: Adriana Álvarez Meza – Empresaria y Coach de Mujeres En América Latina la mayoría de las empresas son empresas familiares. Estas son cada vez más reconocidas por la generación de riqueza, así como de empleo. Sin embargo, diferentes consultoras concuerdan en que sólo 1 de cada tres logra pasar a manos de la siguiente generación; y sólo el 20% sobrevive la tercera generación. Existen varias razones que sustentan estos resultados. La primera tiene que ver con la...
Admin6 años ago34329 min

Por: Adriana Álvarez Meza – Empresaria y Coach de Mujeres

En América Latina la mayoría de las empresas son empresas familiares. Estas son cada vez más reconocidas por la generación de riqueza, así como de empleo. Sin embargo, diferentes consultoras concuerdan en que sólo 1 de cada tres logra pasar a manos de la siguiente generación; y sólo el 20% sobrevive la tercera generación.

Existen varias razones que sustentan estos resultados. La primera tiene que ver con la crianza. La primera generación de negocios (especialmente en empresas más viejas), fue hecha gracias al esfuerzo del padre de la familia, (si, usualmente el hombre), mientras su mujer se quedaba en casa cuidando de los hijos. El patriarca fue un hombre muy trabajador, y en la mayoría de los casos, muy duro con el manejo del dinero. Por lo que, la segunda generación creció con el vivo ejemplo de que para triunfar en la vida hay que trabajar duro, “de sol a sol” y muchas de estas familias es posible no hayan vivido acorde a las fortunas que iban amasando, sino de una forma más conservadora.

Cuando el patriarca moría, era común que las hijas mujeres heredan dinero en efectivo o propiedades, ya que estas no habían sido criadas para trabajar, y en su defecto el dinero que les correspondía a ellas pasaba a ser administrado por su esposo. Contrariamente a los hijos varones del patriarca quienes si heredaban la empresa y ahora les toca administrarla a su gusto. En varios casos desde la segunda generación ya varias empresas fueron quebrando ya que el patriarca difícilmente compartió sus enseñanzas con sus hijos, a quienes crió en una semi escases financiera y ahora ellos quieren vivir de acuerdo a sus posibilidades… o por encima de ellas.

Las pocas empresas que logran llegar a la tercera generación enfrentan otros retos. Varias de las empresas dejaron de ser empresas familiares y pasaron a ser “negocios familiares” donde cada hijo y cada nieto ocupa un puesto gerencial o administrativo dentro de la empresa, más por apellido que por idoneidad y todas las familias viven de ahí. Razón por la cual, la mayoría no llega a manos de la cuarta generación.

Esta es una explicación un poco estereotipada de lo que fueron las empresas anteriormente, pero ilustra la realidad, total o parcialmente de varias empresas.

Actualmente las empresas cuentan con ciertos cambios que pueden ser vistos como retos o como oportunidades.

Muchas de las empresas actualmente son pequeñas o medianas, y aunque los informes difieren, varios de ellos señalan que más de la mitad son de mujeres. Lamentablemente las pequeñas tienden a ser lideradas por más mujeres y las medianas lideradas mayoritariamente por hombres. Se estima que más o menos el 80% de ellas morirán antes de los 5 años.

¿Qué podemos hacer ante esta realidad?

  1. Como emprendedores el primer paso es dejar de ver la idea de negocio como un negocio de subsistencia y empezar a verlo concebirlo como una empresa. Muchas de las mujeres microempresarias piensan en “chiquitico” y se resisten en pensar en grande, en construir algo que incluso pueda llegar a generar empleos para otras mujeres. Tenemos que empezar a pensar en grande.
  2. La idea de negocio debe ser algo diferente e innovador. El gran error de cometemos, mayoritariamente las mujeres, es pensar que el negocio debe ser una extensión de lo que sabemos hacer en casa, las famosas 4 C: Cuido, Cocina, Costura y Creatividad manual. Usualmente los hombres son más arriesgados y se atreven a pensar más “outside the box”.
  3. Una vez el negocio esté consolidado, empezar a verlo como empresa y buscar las mejores personas para el puesto, no por afinidad o apellido, si no por capacidad. Así mismo es fundamental instaurar un consejo de apoyo o una junta directiva, con personas externas que tengan una visión más global y que no estén en el día a día para poder tener otras perspectivas.

En el caso de los países, buscar apoyo económico para los emprendedores en sus diversas etapas ya sea con capital semilla o inversionistas ángeles en sus inicios y luego más adelante, con una empresa más consolidada la posibilidad de financiamiento.

Las empresas familiares de ahora son muy distintitas a las de hace muchos años. Son más en cantidad, menores en la generación de ingresos y con mayor participación femenina. Por lo tanto, debemos adaptarnos a esta nueva realidad y tratar de apoyarlas.

Adriana Álvarez Meza

Empresaria y Coach de Mujeres

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